viernes, marzo 23, 2007

Una foto vieja en mi flickr

Niña Plaza Cívica

Había que esperar.

A que pasara el tiempo y con él vinieran nubes cargadas de lluvia fresca capaces de hacer crecer la semilla que se anidaba dormida y escondida bajo sus ropas. Había que esperar a que miles de coches pasaran por la avenida y cada uno de ellos se llevara un pedazo de inocencia.

El amor puede esperar cuando hay voluntad para hacerlo, puede esperar años, puede esperar a que los dos abandonen los uniformes de escuela primaria y los cambien por trajes sastres de importantes ejecutivos.

Pero en las esperas pasan mil cosas, ambos conocerán a cientos de gentes y habrá que esperar para saber si la semilla que se anidaba dormida y escondida bajo sus ropas, habría de dar el fruto que los dos niños deseaban.

miércoles, marzo 21, 2007

Feliz cumpleaños a mí

Estas son, las mañanitas
que cantaba el Rey David (¿Silveti?)
A Carlos Efrén por que sí,
se las cantamos aquí.

Hoy amanecí 23 veces más sabio, 23 veces más experto y 23 veces más guapo.

Lo malo es que tengo un chingo de chamba, ya festejé el sábado con Martha y con Imelda y el domingo con mi familia, el Chilango y Laura. Si pasa otra cosa luego les cuento, por lo pronto:

¡Feliz cumpleaños a mí, feliz cumpleaños aaaa mí, feliz cumpleaños querido yooooo, feliz cumpleaños a mi!

lunes, marzo 19, 2007

Post sin título

Somos como hojas al viento.

Nos pasamos la vida haciendo planes y pensando en detalles: ¿qué espero de la vida? ¿con quién estaré? ¿de qué color quiero que sean los manteles de la fiesta de bodas? ¿en qué empresa trabajaré? ¿qué coche me voy a comprar?

Y el tiempo pasa y nos demuestra en cada uno de sus movimientos que no somos más que un capricho de circuntancias que nos lleva por caminos diversos, desconocidos, poco planeados, no visualizados y a veces dolorosos.

Somos un producto de la casualidad, que comenzó desde que la mamá le hizo caso al papá, y luego una noche hicieron el amor y dentro de miles de posibilidades ganamos la carrera más importante de nuestra vida. Luego los encuentros y los desencuentros, nada es como lo planeamos.

Si la vida es una suma de circunstancias quizá el proceso a la felicidad sea al contrario: ponemos como metas cosas muy generales. Valores sin los que no podemos vivir. Y las circunstancias y los detalles los vamos construyendo con lo que tenemos a la mano y nos dejamos llevar por ellas, en lugar de perder el tiempo y las ilusiones en imaginar pequeños detalles que por la vía de los hechos resulta imposible cumplir.