viernes, julio 06, 2007

En los últimos meses he dedicado por lo menos una hora de mi día a hacer ejercicio. Aunque he seguido jugando fut y todo lo que se pueda, principalmente he entrenado para correr a nivel de resistencia, velocidad soy muy malo.

Saliendo tarde de trabajar no me queda otra opción que ir a un jardín muy bonito que está cerca de mi casa, ahí donde está la guitarra de Carlos Santana y donde hace presentaciones cuando viene, últimamente he estado a punto de soltar una generalizada mentada de madre.

Al principio me molestaba el olor dulzón de la mariguana quemándose, y sentía deseos de llamar a la policía para que se los llevaran pues cometene un delito. Pero últimamente estoy más molesto con la gente "bien" con los normales.

Con los pendejos y pendejas de todas las edades que van a comer fritangas, a sentarse y a ver lo que pasa, entre eso que pasa por sus narices estoy yo cada 1 min 10 segundos. Me molestan los pendejos que se quieren hacer los chistosos y que gritan a todo pulmón como ordenando: "1, 2, 1, 2" o los mediocres papás que le orden a sus hijos en bicicleta que me ganen la carrera, me dan más pena los mocosos llenos de grasa que apenas pueden dar media vuelta y se regresan a seguir comiendo. Una morra pendeja me mentó la madre ayer porque no le dije la hora, sin saber que m i reloj traía el tiempo cronometrado no el reloj, se indignó.

Tengo la seguridad que los seres humanos no nos conformamos con ser una basura, nos encanta presumirlo y gritar "1, 2, 1, 2" cuando no pueden ni levantarse de su asiento. Es la gente normal.

Lo que me ha motivado honestamente son los mariguanos, que siguen prendiendo su churro pero que ayer le hicieron callar a una niña pendeja que me gritó: "viejo cochino" supongo por el sudor de la camiseta, y le hicieron ver que es mejor sudar la playera, que hacerse el chistoso con el esfuerzo de alguien. Espero algún día pagarles esa muestra de civilidad.