jueves, marzo 05, 2009

Ya no les debo, cabrones.

Durante los últimos años de mi vida imaginé el martes pasado.

No sabía yo que ese día soñado sería el martes, pero fue. Imaginaba que ese día tendría derecho a caminar como torero partiendo plaza. Que andaría por la calle con una sonrisa de oreja a oreja y que quien me viera no tendría más remedio que preguntar:

"¿Qué onda Caon, porqué tan contento?"

A lo que yo más orgulloso aún podría contestar:

"Es que ya no les debo a los cabrones".

Hace casi diez años que decidí que estudiaría Ciencias de la Comunicación, un tipo pueblerino e inocente tuvo que darse cuenta que la vida era algo más que la UdeG y que la Normal de Ciudad Guzmán. Supe además que la educación es carísima y encontré en los programas de becas algunas esperanzas que al final se cumplieron.

Supe también desde ese momento que el crédito de la mitad de la carrera en el Iteso, no sería un trompo fácil de echarse a la uña. Cuatro años cuando salí, con pagarés que en ese entonces eran una fortuna y que casi estaba seguro que no podría pagar. Hubo días muy complicados, como imagino todo el mundo, la cantidad de a poco se redujo y el martes fue el día en que no quedó más remedio que decir: "Ya no les debo, cabrones".

Y resulta que la mayor satisfacción fue terminar la fila de media hora que hice en el banco. Resulta que sí me sentí contento, pero tampoco fue una emoción equiparable a la graduación, o a la titulación. No sé, dicen algunos que me estoy haciendo de piedra... yo digo que no.

Cuando vi el recibo y luego en la cuenta final, veo que pa terminar por completo me faltan siete pesos. Tendré el orgullo de pagarlos en efectivo y en caja, como pa recordar y ver qué es distinto a hace ya diez años que visité esos lugares por primera vez.

Quizá me encuentre a otro pueblerino que como yo en aquel entonces, me vea y piense mil cosas, imagine muchos escenarios, esté consciente del esfuerzo y no tenga la certeza de si algún día él irá a recoger su título y a decir gracias, adiós.

Si lo viera le diría que ni se apurara. Que por más que imagine ese día, no tendrá más color que cualquier otro día gris. Lo formativo es el proceso. Lo mágico está en los años. Eso no es ningún secreto, todo mundo lo sabe.

Creo que fue un trato injusto, la carrera me dio un modo de vida y yo apenas el precio de dos coches austeros y nuevos.

Después de todo creo que sí estoy orgulloso y contento, no tanto como pensé que lo estaría o capáz que lo seré completo cuando pague los siete pesos, no sé... sólo sé que merezco una cerveza.

2 comentarios:

enrique dijo...

yeahhh
yo tampoco les debo ya!!
Aparte has de saber que el ITESO ya no funciona como institución de crédito, ahora les presta una SOFOL en UDIS y es una chinga, ahorita se deben estar jalando los pelos toda la banda.
Así que... no, no nos fue tan mal.
un abrazo

Fedora dijo...

Felicidades Efrén!!!

Una meta cumplida es una meta cumplida!

En hora buena!