sábado, enero 16, 2010

Consejo

Deje de sufrir. Ya no más cachetadas de su mujer si usted le dice a ella Gorda.

La siguiente vez, tómela con cariño de la cintura, trate de levantarla y dígale amorosamente:

"Perdón mi amor, cada día que pasa soy menos fuerte".

jueves, enero 14, 2010

La coma y la carreta

He querido escribir este post durante todo el día y no han habido comas suficientes para darle un respiro a mi alma, murió, sí murió.

Hoy, fue un día triste para muchos egresados de Ciencias de la comunicación del ITESO. Falleció Raúl Mora SJ, maestro de los que marcan época, que significan mucho para todos y que son un auténtica guía. Para mí, además de todo eso fue mucho más. Mi maestro en el salón seis meses y mi asesor de tesis durante dos años.

Su clase, Análisis del Discurso, era mitológica para los de la carrera, quienes ya la habían tomado advertían que habían clases de baile: danzón, salsa y tango. Que se organizaban muchas comidas y que todas eran académicamente significativas. Era lo especial de esa materia.

Para argumentar, los enterados platicaban que tan visionario en esa área de análisis semiótico (de símbolos, sentido y significado) era Raúl, que su tesis de Doctorado estaba basada en una coma. El análisis de la obra completa de Alfonso Reyes en el que gracias a una coma, descubrió y entendió que un poema, estaba dedicado a su padre. Todo debidamente documentado y fundamentado.

Por Dios que el padre Raúl también era una mina de diamantes. Fue reportero de Proceso en Nicaragua al triunfo del Sandinismo. Escribió en la misma mítica revista la noticia que dió cuenta de la muerte y obra de Jean Paul Sartre. Y entre muchos otros, fue el inventor de un ITESO con esa visión social, humana y cristiana del mundo, que a tantos nos tiene marcados.

Quizá cuando más recuerdo a Raúl es con una lectura alterna de la obra Los Justos de Albert Camus. Ahí hay una parábola que analizada con los métodos moristas le da sentido a mi vida, o por lo menos pretendo que se lo dé. Camus no terminó esa historia, de hecho no sé si aparezca en un auténtico libro religioso. Pero va a las de acá.

"Un sabio y religioso monje recibió la invitación para entrevistarse con Dios. Lo citó un día en la cima de una montaña alta y hermosa. La emoción del personaje fue mayúscula, apenas podía imginar lo que significaría un encuentro con Dios, lo que le podría preguntar, lo que podría saber, el mensaje del que sería poseedor.

Cuando caminaba hacia la cita, se encontró a un hombre cuya carreta se había atascado en el lodo. Vestido con sus mejores ropas (dignas de una entrevista con Dios) dudó en ayudar al hombre en desatascarse y luego seguir su camino. El proceso fue largo y terminó todo sucio. Llegó ya al oscurecer a la cima alta de la montaña. Dios ya no estaba".

Una primera lectura es que a Dios le molesta la gente impuntual. Pero la lectura importante es la que aprendimos todos los que convivimos algún momento con Raúl. La cita con Dios, la cita con la trascendencia, con la vida, no es una cima alta y hermosa llena de flores y halagos. La cita, siempre es en la carreta. Ayudando a quien lo necesita. Ensuciando las mejores ropas. Dios no es la fama, ni el dinero. Es el servicio.

En cada acción espero ser un digno alumno. En cada página escrita de aquella tesis sabía que estaba lejos de ser tan buena como tantas que asesoró o que hizo, pero la hicimos con esa intención.

Mi corazón, el de cientos de personas, necesita una coma, para dar un descanso, para tomar un respiro y para ir al encuentro de Dios en la carreta, siempre en la carreta.

martes, enero 12, 2010

Las Tortas de la Unión

Hoy iniciaré una nueva sección en este blog. Se que nunca voy a terminar, pero por algo empezaré.
En esta sección haré una reseña para comilones como su servidor. Eso de andar por varios lugares del estado deja como resultado que uno conozca comidas o gusgueritas, a veces famosas y publicitadas, otras no.

Así que cuando sea millonario pondré un restaurante que venda todas esas comidas de Jalisco, tendrá que haber reseña de ahorita se me ocurren:

Los Tacos de Teco.
Las Carnitas de Arandas.
El borrego de Tapalpa.
Las cazuelas de Barra de Navidad.
Las tostadas de Ciudad Guzmán.
Los camarones al Tamarindo en Autlán.
Las tortas del camino a Santa Ana Tepetitlán.
Las nieves en barquillo y con cuchara de Tonalá.
Los centros botaneros de Casimiro Castillo.
El ceviche en rajas de Tenacatita.

Bueno, más las que se acumulen.

Pero hoy hablaré de Las Tortas de la Unión.

Unión de Tula está sobre la carretera federal ochenta, Guadalajara a Barra de Navidad. Es una población pequeña y pintoresca. Hace más frío que en el resto de la región. Ahí tienen una Normal para educadoras, por lo que sus calles están desde endenantes con muchas féminas guapas. También tienen moneros. Por lo menos uno. Es rebueno, vísitenlo.

Sobre la carretera, casi a la mitad del pueblo hay una gasolinera. De hecho la única que tiene el pueblo. Está también a un lado de la central camionera. A un lado de la gasolinera, en el mismo edificio donde están los baños está una tienda. Ahí venden uno de los lonches más sabrosos del mundo.

Son lonches o tortas de panela y lomo. Mis favoritas son las de lomo. Cuestan veinte pesos y una es suficiente para matar el hambre, aunque con ánimo de abusar, es posible comerte dos. El lomo está como en corte bisteck, nada de desebrado, le ponen lo mismo que todo mundo: jitomate, cebolla, lechuga y chile jalapeño.

Antes eran más buenos por que los calentaban en un hornito eléctrico, entonces quedaban tostaditos. La última vez que fui ya lo calentaron en un horrible microondas. Pero siguen buenos.

Los venden desde la mañana y hasta la noche. A mí me gustan a la hora de la comida.