martes, septiembre 18, 2012

Taberna del Turco. Un brindis por la traición


El sábado María echó la Taberna por la ventana, adornó su local con múltiples tiras de papeletas tricolores, se vistió ella y las muchachas que le ayudan de Escaramuzas Charras, a los meseros les puso moño de charro y camisa blanca. No cabía duda que la dueña de la Taberna del Turco se sentía feliz de que en la llamada fecha más mexicana a nosotros no nos cupiera la duda que en ese lugar se ama a México y a su folclor. Manuel y yo estuvimos a punto de echarle a perder la fiesta, cuando –cosa rara- estuvimos de acuerdo en el que el primer brindis de la noche se lo debíamos dedicar a la traición y a los traidores.

“Esas palabras no pueden estar en una mesa en donde hay gente que confía en sus amigos. No hay nada peor en el mundo que los traidores, es decir los que faltan a su palabra, quienes dicen amar una cosa o una persona y luego la engañan y se van por otra. Esos deben pagar” exigió María, a quien seguro la palabra traición tiene connotaciones con su vida amorosa. Le digo que claro que deben pagar: “con el fusilamiento o cortándoles la cabeza, quizá con cárcel”. “Sí claro, con eso a los muy malditos”.

Le pedimos a nuestra anfitriona, -el moño multicolor que agarra su melena acentúa el negro del pelo sin tinte en el que se asoman dos dignas canas- que de una vez se tome su media hora de descanso para cenar. Así que pidió su pozole, y ordenó una ronda de tequilas servidos en caballito, derechos: “por los traidores pues”, y se lo tomó de un trago.

Manuel tomó el caballito y lo agitó frente a su cara como si fuera una copa de coñac, el muy payaso, y dice: “este día deberíamos de festejar al verdadero padre de la patria, no hay otro si no Agustín de Iturbide, Agustín I, el único que supo que las decisiones importantes de las naciones se toman a nivel político entre un estrecho círculo de gente importante, esas decisiones deben estar lejos de la gentuza que andaba con Miguel Hidalgo”.

“Igual de traidores los dos”, le digo. Y Manuel se enoja porque le pongo ese adjetivo a Iturbide. María se desespera y me pide que de una buena vez, le diga porqué quiero brindar por la traición y por los traidores, y porqué en la noche más mexicana esa fea condición humana no se aleja de la plática.

“Algo tienen en común Hidalgo, Allende, Josefa Ortíz, Leona Vicario, Vicente Guerrero, Morelos y hasta el ídolo de Manuel, el señor Iturbide. Todos ellos son unos traidores. A la luz de la historia patria son héroes –excepto Iturbide-, pero en el momento específico de su historia, fueron traidores. Si hubiera habido Milenio o El Universal, el encabezado del 17 de septiembre de 1810 no hubiera sido: “padre de la Patria da grito de libertad”, como nos lo imaginamos ahora, seguro hubiera sido algo parecido a: “Cura loco llama a la revuelta contra el Rey”, les aseguro”.

Para que México formal y legalmente existiera como una Patria independiente, tuvieron que juntarse muchas condiciones. Primero un descontento popular generalizado por las condiciones sociales: esclavitud legalmente aceptada, régimen social de castas, concentración de riqueza en pocas manos, control cultural y de la vida familiar por una institución monopolizadora de la verdad, que en ese caso era la iglesia, inseguridad en los caminos, fabricación de productos rentables en pocas manos. La otra condición que favoreció que la guerra tuviera un término hacia el país independiente, fue que las clases sociales que en un inicio condenaron el movimiento insurgente, vieron en él una forma de desligarse de una España que en manos de los Bonaparte se ponía peligrosamente liberal, que con la Constitución de Cádiz otorgaba derechos civiles que para ellos, los poseedores del capital económico y político, era impensable compartir. Así que es mejor tener la mitad de algo, que todo de nada. Eso ocurrió hasta 17 años después de que la conspiración de Querétaro fue descubierta.

“Quienes ahora tienen calles, escuelas, edificios públicos y fechas en el calendario con su nombre, en el momento preciso en el que actuaron, fueron tratados como lo que en ese momento eran para la inmensa mayoría: traidores al rey, o lo que es lo mismo: revoltosos inútiles que deberían ponerse a trabajar y vivir el cambio en sí mismos”.

A Manuel casi se le atora el taco dorado de coraje: “No, no, no. No va por ahí. No quieras confundirnos. No es lo mismo lo de antes a lo de ahora. Ahora son unos revoltosos, que deberían ponerse a trabajar. No hacen nada de provecho, muchos grupillos que pululan por ahí, no quieras hacerlos héroes”.

La verdad es que no quiero hacer héroe a nadie. Mi única intención de brindar por la traición es para hacer notar, que quienes han impulsado cambios que rompan las estructuras sociales dominantes, en su momento son catalogados como delincuentes o como traidores. Hidalgo y Morelos murieron fusilados. No digo que vayamos tras del primer líder social que prometa libertad, como si fuera un Hidalgo actual. Se trata de que a la luz de la historia, juzguemos los momentos actuales. Y que entendamos que en televisión abierta y transmisión en vivo, nunca veremos actuar a un héroe. Que los grandes cambios sociales son procesos lentos y paulatinos, que convocan a grandes movilizaciones sociales que en su momento, encuentran fuerte oposición, condena, insulto y en muchos casos, la muerte.

“O que todo depende del cristal con que se mire” resume María con más ecuanimidad y luego animada por el tequila presumió lo que alcanzó a entender: “para nosotros Morelos e Hidalgo son héroes, pero en su tiempo pelearon contra el gobierno dominante, contra la iglesia que era la que te decía quién era bueno y quién malo. Ah, ya entendí lo de la traición”.

Manuel insiste en que las cosas no son así, y no se calla ni cuando le hago ver que hasta Iturbide traicionó a la causa que defendió durante muchos años. Y brindamos, por esos traidores que le dieron la espalda al imperio Español y que su lucha derivó en un país independiente.

Yo también brindé por los traidores actuales. Por ese montón de revoltosos que aún con la condena pública sobre sus hombros, luchan y viven por un país mejor. Y que aún no lo saben, pero que quienes acuden a ver sus cabezas colgar de las esquinas de la Alhóndiga de Granaditas, en algún momento se verán obligados a concederles aunque sea un poco de razón.

La Taberna del Turco se publica originalmente en Letra Fría. Esta columna, por mi tardanza en entregarla no se alcanzó a publicar ahí, pero quería compartirla. 



sábado, julio 21, 2012

¿Aún sirve mi blog?

¿Aún sirve mi blog? ¿Habrá alguien que se acuerde de él?

Tengo mucho sin escribir nada. Quizá sea un buen momento para tener un espacio para escribir, como siempre ha sido este espacio, sin tanto formalismo, sin ser políticamente correcto.

Apuntes para mis cuates, era la idea original. ¿Vuelvo a o no?